Vive en el Poble Sec, séptimo sin ascensor, y me recibe como canta,
con su camisa negra. En la estantería hay una foto de una pareja de desconocidos ancianos, muy ancianos, que enlazan sus brazos
y sus manos con tanto amor que llenan la estancia de ternura. Mayte Martín percibe ese lado de la vida y lo canta, boleros
desgarrados y flamenco profundo. "Yo noto en mi voz la felicidad, la tranquilidad, la disconformidad.., no es el humo o el
viento lo que me afecta, son las emociones las que cambian el color de mi voz." Nunca ha tenido prisa por triunfar, le gusta
su barrio y su gente, y sus discos están hechos con paciencia artesana. No quiere más metros cuadrados ni grandes auditorios.
Ahora prepara con ilusión el concierto que recopila su historia.
MAYTE MARTÍN, CANTAORA "Todos somos bisexuales"
Tengo 40 años. Nací y vivo en Barcelona. Me subí a un
escenario con 10 años. Tengo pareja. No me gustan las posturas radicales vengan de donde vengan y no me gusta la Iglesia,
pero creo en ese Dios que a veces aparece en mis canciones. Actúo el próximo 22 en el Palau de la Música para celebrar mi
30 aniversario en los escenarios
IMA SANCHÍS - 16/09/2005
-Si
en lugar de ser andaluz y tener discos de flamenco mi padre hubiese sido brasileño, igual cantaría bossanova.
-
Pero no fue así.
- Hoy me resulta difícil imaginarme otra cosa. Tengo el recuerdo de mi obsesión por llegar a
casa y escuchar flamenco. Nunca salí en pandilla, vivía encerrada con mis cosas, a penas me relacionaba.
- Se subió
por primera vez a un escenario con 10 años.
- Gané un concurso de unos grande almacenes, me dieron un televisor,
una bicicleta y promoción. Así descubrí el aplauso y la sensación de compartir con el público.
- Le gustó.
-
Me encantó. Después me quedé muy triste porque tuve que volver al colegio; tan triste que mis padres comenzaron a moverme
por peñas flamencas.
- ¿Era usted de esas niñas con un pan bajo el brazo?
- Actuaba sin cobrar. No
empecé a dedicarme profesionalmente hasta los 18 años, cuando me contrataron en el Patio Andaluz, allí descubrí el mundo de
la noche.
- ¿Le gustó?
- Sí. Aprendí a desenvolverme sola y a relacionarme con la gente, nunca lo había
hecho.
- ¿Y no le pesaba la falta de comunicación?
- No, yo estaba en mi mundo y no necesitaba nada
más.
- Entonces, ¿qué ha sido lo difícil?
- Moverme en el mundo del flamenco sin estar de acuerdo con
las formas, sin compartir el concepto que se tenía de lo que debía ser el flamenco. Siempre me han visto como a un bicho raro,
y eso ha sido lo más duro.
- Con 18 años, ¿nadie le tendió una mano?
- La verdad es que no, nadie me
ha puesto el camino más fácil.
- ¿Ya no importa?
- No, siempre he tenido muy agudizado el sentido de
la libertad, en el ámbito personal y en el artístico, en realidad no hago distinciones entre ambos mundos. No me gusta que
me condicionen, que me manipulen.
- ¿Quién la ha intentado mandar?
- Se trata de resistir al dejarse
llevar. Hay artistas que se dejan llevar por lo que hay que hacer, lo que vende o lo que está de moda. Si tuviera que hacer
eso, preferiría dedicarme a otra cosa.
- ¿De qué hablan sus canciones?
- De amor, porque es a lo que
yo me he dedicado, a cantar y a enamorarme. La primera vez que me enamoré tenía 12 años. Fue de una compañera de clase. Un
amor platónico; hacía cosas increíbles por estar cerca de ella, por verla, por olerla.
- ¿Alguna vez lo supo?
-
14 años después investigué, di con ella, la invité a cenar y se lo conté todo. Fue una noche de las más bonitas de mi vida.
- ¿Ha sacado algo en claro del amor?
- Yo creo que he tenido suerte en el amor, siempre he tenido mujeres
maravillosas a mi lado, gente que me ha querido mucho, que me ha apoyado y que me ha entendido.
- ¿Es más fácil
amarse entre mujeres?
- Creo que es más fácil entenderse. La afinidad de sensibilidades hace que las relaciones
se vivan de otra manera, hay cosas internas que sólo las puede entender otra mujer. Te sientes menos sola.
- ¿Cómo
vivió su descubrimiento de la homosexualidad?
- Como algo natural, nunca lo sentí como algo que me iba a hacer
la vida difícil. No he tenido miedo de manifestar mi sexualidad ni tampoco de ir a conquistar a una mujer, y creo que eso
es lo que ha hecho que yo no tenga problemas a la hora de relacionarme.
- Y con la familia, ¿no hubo problemas?
- No. A mi madre se lo expliqué a los 17 años, cuando tuve mi primera pareja, pero una madre ya sabe.
-
¿Nunca se ha enamorado de un hombre?
- Nunca, aunque no tengo ningún prejuicio al respecto, simplemente no ha
ocurrido. Estoy convencida de que todos somos bisexuales, independientemente de que nos dejemos llevar o no o de que las circunstancias
nos enfoquen en uno u otro camino.
- ¿Cuáles son sus causas?
- La autenticidad. Me gusta la gente que
tiene un discurso claro. Siempre he estado en contra de los bares de ambiente, de esa manera de vivir la homosexualidad.
-
¿Por qué?
- Nunca he entendido que para que una chica le dé un beso a su novia se tenga que meter en un bar donde
sólo hay chicas. Yo, con 18 años, fui a dos o tres bares de ambiente y no he vuelto. Decidí que haría y viviría de acuerdo
a mis principios, y a quien no le guste que no mire.
- ¿Es una cuestión de honestidad?
- Sí..., ¡hay
tan poca! El camino es largo y duro y tienes que creer mucho en lo que haces. Pero si un día vas por la calle y alguien te
dice que tu música es fabulosa, te da la fe.
- ¿Qué es lo más hermoso que le han dicho?
- "Perdona
que te moleste...", esa manera de acercarse me desmonta, porque gracias a esa gente que escucha mi música yo sigo.
-
Usted, ¿qué quiere?
- Adoro la música, pero no quiero hacer demasiados conciertos. Quiero vivir mi casa, mi barrio,
mis amigos, mi madre... Vivir y cantar lo que vivo y no vivir para cantar.
- Pues tiene usted canciones muy tristes.
- Encuentro más inspiración en la tristeza que en la alegría.
- ¿Cómo trata a la tristeza?
-
Chapoteo en ella, porque la tristeza no es un sentimiento negativo, es lo que permite que le demos valor a la alegría.
-
¿Qué siente cuando canta?
- Un placer que es casi erótico.
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